A pesar de ser una minoría de la población la que sufre las consecuencias de ser alérgico o intolerante a algún alimento o sustancia, es un tema que preocupa tanto al consumidor como al fabricante y comercializador.
Se estima que en Europa tan solo hay un 2 % de la población adulta y el 7% de la población infantil que sufren de algún tipo de alergia alimenticia. No obstante, es un problema que va a la alza y cada vez son más los casos que se descubren de alergias o intolerancias adquiridas. Además, la población ha ido creando un sentido de alerta al respecto y se ha vuelto mucho más exigente con los etiquetados. Es común que los consumidores revisen si los alimentos contienen algún tipo de traza de alérgeno aun no siendo alérgicos.
Es por ello que se decidió revisar esta norma europea. La ultima revisión databa del año 2010. Cabe mencionar que la nueva revisión vio la luz en 2019 pero no fue hasta 2020 que fuera publicada en castellano.
La norma ha reforzado el aspecto analítico, proponiendo que se utilicen métodos más específicos y sensibles para asegurar que un alimento realmente está libre de un alérgeno.
¿Cuáles son los alérgenos más comunes?
Los alimentos con alérgenos más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, cereales con gluten, los crustáceos, los cacahuetes y frutos secos, como las nueces.
Respecto a las intolerancias, nos encontramos principalmente con el gluten y la lactosa, y cada vez más frecuentes.
¿Por qué se ha actualizado la norma UNE sobre alérgenos?
Debido a la relevancia del tema, la EFSA y la legislación europea exigen el etiquetado adecuado y fiable de los alérgenos en los productos alimenticios. Aunque realmente el problema radica en la presencia de alérgenos no declarados en los alimentos, convirtiéndose en la primera causa de alimentos tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos.
Es por este motivo por el cual se ha endurecido la norma respecto a los métodos analíticos, para poder exigir métodos confiables, robustos y reproducibles, con la suficiente sensibilidad como para poder determinar los alérgenos que pueda contener el alimento.
Los métodos que más se potencian son los basados en PCR, cromatografias o métodos inmunológicos, además exigen su validación como prueba de confiabilidad, reproducibilidad del propio método.
Esta nueva versión de la norma, proporciona en definitiva directrices, requisitos y definiciones generales sobre la organización de los laboratorios, los requisitos para la validación de los métodos, la descripción de los métodos y los informes de los ensayos.
Hasta aquí el post de hoy.
¡Nos vemos en el siguiente! 💚
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